Casi medio año sin escribir, ahora es cuando estoy más relajada después de tantos meses.
Por hacer un balance del año puedo decir que ganan los +++ pero de mis objetivos planteados para este año el único que llevo a cabo con mérito ha sido el de bajar de peso a base de una alimentación saludable y diciendo a muchos caprichos que no. Porque por desgracia aún no puedo hacer casi nada de ejercicio sigo con el dolor crónico del lado izquierdo de la espalda que me baja por el glúteo y cadera.
Por qué escribo en esta ocasión, pues para contar un poco el primer fin de semana que pasamos sin niños, están en Jerez con mis padres pasándolo en grande con sus tíos y primos, casi sin echarnos de menos.
Coincide además con nuestro aniversario de boda, nos vamos a Arenas De San Pedro a pasar el fin de semana, desconectar del ruido, de cosas que hacer, de todo...
El viernes dieciséis años desde que dimos nuestro si quiero, he recordado ese día con mucho cariño éramos unos niños con muchas ilusiones y con un amor incondicional, solo hay que ver las miradas.
eternas.
Estaba deseando tener la ocasión de ponerme la falda larga con el body que me regaló mi hermana, en la cena de nuestro aniversario decidí ponérmelo.
La carne estaba exquisita y probamos unos quesos de la comarca, de Candeleda y de La Adrada (denominación de origen), acompañado con un Ribera del Duero. Terminamos la cena con una mouse de limón y unos cafés. Queríamos hacer al día siguiente una ruta por la sierra pero decidimos ir a tomar alguna copa, la noche acababa de empezar.
Nos despertamos muy tarde, nos relajamos tanto en Arenas que perdemos la noción del tiempo. Nos preparamos unos bocadillos, la bebida y los bañadores con las toallas para refrescarnos después de la ruta. Nuestro objetivo era subir al Puerto del Peón, no podíamos demorarnos mucho por la tarde habíamos quedado en Talavera.
La senda es preciosa subimos entre naturaleza, empieza a la vera de un río, eso hace más placentero el camino escuchando el agua como baja a través de las rocas, pasamos entre mariposas de colores que revoloteaban a nuestro alrededor, hacía una temperatura perfecta para caminar y soplaba un poco de aire por lo que se agradecía. Vimos libélulas de colores, de azules brillantes e intensos, que pena que la foto que hicimos no se aprecie bien.
Seguimos caminando y paramos a reponer fuerzas, subimos hasta 1700 mts, se nos hacía tarde y nos hicimos varias fotos antes de bajar. El silencio y la belleza del lugar hace que merezca la pena la caminata, aire puro, tranquilidad, naturaleza y pasar tiempo con mi pareja, sí definitivamente merece la pena.
Por supuesto nos dio tiempo a darnos un chapuzón en una poza que había por el camino, pero parezco novata, no me pude protección solar ¡ ERROR!, durante la caminata con la brisa serrana me achiharrre la espalda y brazos. Lo peor es que me lleve los protectores y la idea era protegerme yo soy muy blanca y aún no he tomado el sol, siempre me protejo pero está vez se me olvidó totalmente y las consecuencias han sigo unos hombros coloraos como los cangrejos. En fin anotación para el futuro.
Pasamos la tarde-noche en Talavera de la Reina (donde nacimos mis hermanas y yo) estaba muy ambientado y pasamos un buen rato con nuestros primos.
El domingo Ángel se fue con su flaca y yo tan agustito en la cama, cuando abrí el ojo eras las tantas ¡ otra vez dormida como una ceporra!! Esto es vida!! Cuando llegó Ángel nos fuimos paseando hasta las piscinas naturales a tumbarnos en el césped y a seguir relajándonos. Antes de regresar a Madrid nos paramos con mis primos en Piedralaves a tomar un café y ver la presa, que maravilla El Valle del Tietar es una zona donde cada pueblo tiene rincones que te dejan con la boca abierta de la belleza que tienen.
En fin para el próximo fin de semana volveremos y haremos alguna ruta diferente, echo mucho de menos a mis niños pero se que están muy bien acompañados de la familia y disfrutando como enanos, como lo que son.
😘
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