Parecía lejano el
finde donde disfrutaríamos de nuestro autorregalo, vuelo a Londres acompañada de Gema a
casa de Ana, nuestra anfitriona. Un fin de semana corto pero intenso.
Salimos el viernes
por la tarde y el vuelo se retrasó por lo que el primer plan que tenía Ana de
tomar una pinta en un Pub en Pinner, maleta en mano, se tuvo que cancelar ya
que allí lo que nosotros llamamos bares o restaurantes se cierran a las once de
la noche. Fuimos directas a casa de Ana a cenar sushi y brindar por el
reencuentro. Ana vive en Pinner en una casa Victoriana con mucho encanto en el
que no falta el toque español, muy acogedora y preciosa. Nos fuimos a descansar
que al día siguiente nos esperaba un día intenso.
El Sábado después de dar una vuelta por el pueblo cogimos el tren dirección centro, nos bajamos en Westminster, tal como salimos de la estación nos encontramos ahí plantado cual largo, brillante y reluciente el famoso Big Ben.
Así de primeras ya me enamoró
la ciudad, la calle era un hormiguero de gente y justo había una manifestación,
por lo que estaba masificado, nos dirigimos a la Abadía de Westminster sin
dejar de saludar al Señor Winston Churchill, ese fin de semana estaba la
conmemoración de Inglaterra a los caídos en la guerra, el 11 de noviembre día
en el que finalizó la Primera Guerra Mundial, la Amapola del recuerdo es el
emblema de esta celebración.
Caminamos por el
Parque St. James, nos hizo un día espectacular, nos salió el sol y el parque
estaba precioso con sus colores ocres y verdes, llegamos al Buckingham Palace
residencia del Rey Carlos y su Camila, delante del Palacio está el monumento a
la Reina Victoria, de allí pasando por la calle asfaltada de rojo simulando la
alfombra roja de la realeza nos dirigimos a Trafalgar Square, la plaza ya tenía
los puestos navideños y dimos un rodeo a la estatua de Nelson y los cuatro
leones.
Eran muchas horas caminando y ya tocaba hacer un descanso, una paradita con refrigerio incluido, tomamos una cerveza roja en un pub tradicional londinense, Horse & Guardansm, decoración victoriana, típicas paredes de paneles de madera y techos altos, los baños me encantaron con cuadros de la época.
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Horse & Guardansm |
Bajamos de nuevo hacia el Big Ben pasando por la residencia del Primer Ministro Británico (actualmente Rishi Sunak), vimos la foto ideal de la cabina roja con el Big Ben de fondo, pero había una cola para estar dos horas plantadas esperando por lo que decidimos dejar grabado en nuestra retina la imagen y otra vez será.
Nos fuimos hacia el Támesis y bajamos andando, pasando por el nuevo edificio de Scotland Yard, veíamos el puente Westminster a rebosar de personas, y continuamos hasta un barco para comer Fish and Chips, maravillosa vista desde la mesa en exterior pegadas a la barandilla, eso sí hasta que me adapté al meneo del barco….
Ni en mis momentos con más alcohol en sangre tenía esas idas de cabeza. Unas vistas impresionantes del Támesis, la noria, el puente y el Big Ben, el nombre del barco restaurante es Tatleshall Castle, mi opinión del famoso plato típico inglés Fish and Chips es que ni frío ni calor, vamos que como “el pescaíto frito de Cái ná de ná”
A las cuatro de la tarde estaba anocheciendo, el día cortísimo con el buen sol que nos ha hecho, se notaba la bajada de temperatura y la humedad al estar pegadas al río, fuimos en barco desde Westminster hasta London Bridge, forma parte de la red de transporte público y sólo como apunte porque me llamó mucho la atención es que en el barco hay una barra donde venden bebidas y aperitivos, no veas como beben los ingleses…
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Nos dirigimos hacia
el Tower Bridge, paseando por el Támesis entre olores a gofres, pubs típicos,
pubs modernos con jardines verticales, un lujo de paseo con las vistas de
Londres iluminado, rascacielos, puentes, edificios emblemáticos, una pasada, en
el Támesis se pude ver un Buque de Guerra perfectamente conservado, de hecho es
un barco museo de la II Guerra Mundial. Llegamos al famoso puente de las
torres, el más conocido por películas, series, libros, historiadores… iluminado
es preciosos y ahí nos hicimos unas cuantas fotos.
Al otro lado del
puente estaba la fortaleza, La Torre de Londres un castillo histórico donde en
su interior está la Torre de las joyas de la corona, en este caso sí que creo
que si lo hubiésemos visto de día se apreciaría más la edificación, muros,
torres y foso.
Nos alejamos del río
dirección a la Catedral de St.Paul, donde se casaron Carlos y Diana, y fuimos a
cenar a un restaurante donde solo había hamburguesas o langostas, me hizo
gracia el contraste de Burger & Lobster Threadneedle Street, la hamburguesa
deliciosa, el trato genial y los baños muy limpios, es una cadena de
restaurantes que los puedes en diferentes zonas de Londres.
Directas a la última
parada, a disfrutar del regalito de Ana, nos tenía una sorpresa, una mesa reservada
en el restaurante del Sky Garden, rascacielos conocido por el Walkie Talkie por
la forma que tiene, el restaurante se encuentra en la última planta, está
totalmente acristalado y podemos disfrutar de las vistas panorámicas de
Londres, no dejéis de ir si tenéis oportunidad, interiormente es espectacular
con su jardín tropical, la iluminación le da un toque íntimo y si sumamos a la
música en directo el complemento ideal para una velada perfecta.
Nos invitó Ana
a Prosseco rosado, un vino italiano que nos supo divinamente y si no es porque
teníamos que irnos antes de que cerraran el tren aún estaríamos bailando como
locas.
El domingo nos levantamos con un poco de dolor de cabeza de las dos botellas de Prosecco que nos bebimos, pero nada que una ducha y un buen desayuno no cure, nos fuimos directos Londres, esta vez a pasear por el Soho, China Town y Covent Garden, calles con vida, locales, tiendas, todo con decorado navideño, me recordaba a veces el Barrio de las letras, en otras a Malasaña, o bien a Huertas incluso parte de Chueca, sin duda esta zona es de las mías. Apuntado para cuando volvamos no dejar ¡una esquina sin visitar.

Nos teníamos que ir pronto, teníamos que estar en el aeropuerto a las cinco, así que comimos el típico Roast Beef inglés, debe ser como la paella de los jueves pero en domingo y a lo inglés, y danzando a por las maletas.
Resumiendo me ha fascinado todo, Ana y Jesús nos han tratado fenomenal, estuvimos muy a gusto en su
casa, ningún pero a la ruta que nos organizó, nada que no me haya gustado ni
disfrutado, como se suele decir cuando se quiere repetir es muy muy muy buena
señal.
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