Desayunamos acompañados por los Holandeses, muy amenos y muy comunicativos, nos pusimos el casco, las calas y a pedalear directos a Mont Ventoux. En este caso también se puede subir por tres vertientes, desde Bédoin, es la mítica y más dura, desde Sault y desde Malaucénen.
Teníamos previsto hacer una ruta circular de aproximadamente 86 km y 2000 m de desnivel, directos al monte del viento, se puede intuir el porqué del nombre. Salimos de Carpentras y la sensación era de que me pesaba el culo, no tenía "Flow", no iba alegre, claro que estábamos subiendo, picaba para arriba, no un porcentaje alto pero, lo que solemos decir, los falsos llanos.
Fuimos a pasear por Aviñón, un pueblo de la Provenza rodeado por una fortaleza, no nos dio tiempo de ver mucho en una tarde, lo poco que paseamos nos dejó con ganas de ver más y con más detenimiento, los muros que bordean la ciudad son muy altos, paralelos al río Ródano desde donde se puede ver un puente que no llega al otro lado del río. Caminamos por el centro y llegamos hasta el Palacio de los Papas, las calles tenían mucho ambiente, coincidimos con el comienzo del Festival de Teatro, famoso mundialmente, empezaron a empapelar las paredes de la ciudad de carteles de obras de teatro que se representa a lo largo de la semana, muy curioso. Me recordó a ciudades universitarias como Granada, mucha gente joven, caminando y en bici, movimiento y ruido, callejones con edificios antiguos, adornadas con flores y los adoquines les daba un toque muy bohemio.
Terminada la semana de vacaciones, al día siguiente regresábamos a Madrid, había que madrugar para llegar con tiempo, nos quedaban poco más de mil kilómetros, teníamos entradas para el festival Mad Cool y cantaba Robbie Williams.
Resumen; experiencia flipante, con muchas sorpresas, todo salió bien y no tuvimos ningún percance, ni en la carretera, ni en los alojamientos, ni en los restaurantes, ni en las rutas, esto sumado a la amabilidad de la gente hizo que fuese un viaje casi perfecto. Digo casi porque todo se puede mejorar.
P.D. Las ganas de más, las experiencias que hacen en pensar en futuros proyectos, lo desconocido que te llena de placer, el no arrepentirte de tomar decisiones, el liarte la manta a la cabeza, los viajes planificados sin planear, esta es de las cosas que se han hecho pensando en nosotros. Gracias a Ángel y a esa locura de afición que compartimos, montar en bici, salvado las distancias entre uno y otro, mi persona especial que suma.
Ruthilante
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