Desde Gijón, una ruta organizada por amigos para amigos, hasta Lagos de Covadonga, el corazón del Parque Natural de Los Picos de Europa, me hacía especialmente ilusión, teniendo en cuenta que sólo he subido una vez a los lagos, hace tantos años que lo hicimos en coche, en 2006, en aquella ocasión no éramos ciclistas ni se nos pasaba por la cabeza, pero sí que hicimos turismo por Asturias con mi hermana y cuñado.
La noche anterior nos dimos un buen homenaje en El Restallu, una mariscada que se te quitan las penas del sentido, se nos hizo un poco tarde teniendo en cuenta que nos teníamos que volver al Hotel de Pola de Lena.
Madrugamos bastante para salir de Gijón a las 8:30, el recorrido era de aproximadamente 120 km y casi 2000 m de desnivel positivo. Estaba preocupada ya que era el cuarto día consecutivo en el que cogía la bici, y no precisamente paseitos llanos, mis piernas llevaban más de 4400 m de desnivel acumulado en esos tres días, por lo que era un reto no solo por los kilómetros.
Salimos de Gijón, seis amigos, dando pedales por el interior y a los 20 minutos de comenzar empezó a lloviznar, de llovizna a llover con ganas hasta Cangas de Onís. En esta ocasión diría que dividiría la ruta en tres zonas, la primera los kilómetros a través de pequeñas aldeas y pueblos, entre arboleda, curvas, repechos y paisajes con praderas verdes, la lluvia daba cierto encanto aunque nos estábamos calando poco a poco, no estaba el asfalto demasiado mojado y no molestaba mucho el ir a rueda. A partir de Infiesto una vez cruzamos el Río Piloña seguimos por la carretera Irún - La Coruña, con bastante tráfico, nos pusimos en fila, uno detrás de otro, bastante incómodo con la lluvia y el asfalto mojado imaginaros el agüita con barro que nos comimos, y con la lluvia y los kilómetros me empezó a dar ganas de hacer pis y no me quedó más remedio que parar en un sembrado, en una salida de un camino de una finca, totalmente empapada y con mucha prisa me quedé más a gusto que un arbusto y a seguir que tenía a todos los compañeros esperando, así mojados, en fila, sin hablar y con un paisaje sin mucho que destacar llegamos hasta Cangas de Onís.
Cruzamos el Río Sella, famoso por sus descensos, había una gran cantidad de gente con las piraguas para disfrutar del descenso y de la aventura, solo lo hice una vez en el 2011 en un viaje con la empresa y tengo muy buenos recuerdos. En Cangas paramos a hacernos una foto en el famoso puente Romano, a la salida del pueblo paramos a tomar un café y una tostada para aplacar la destemplanza del agua que nos había caído.
Este último tramo se hizo sin lluvia con claros, llaneamos hasta Covadonga paramos entre los peregrinos para la foto y ver a la Santiña, a partir de ahí, pasando la barrera comenzaba el baile, la fiesta, el curveo y la pendiente con repechos que te dejan con las piernas temblando.
Durante 11 km hasta el Lago Enol disfruté de las vistas, aunque no hizo sol, tampoco hizo mucha niebla y nos dejó contemplar gran parte del paisaje, los primeros kilómetros personalmente se me hicieron intensos, bastante frondosidad y humedad, entre árboles y curvas no eres consciente de la pendiente a la que estás subiendo, una media del 8/10% con tramos de hasta el 12%, desde donde se escaparon dos compañeros que pusieron su ritmo, un ritmo imposible par mí y nos quedamos cuatro, tres a lo que nos daban las piernas y Ángel a acompañarnos (no quería apretarse y lo mejor que hizo ya que al día siguiente se subió el Angliru), vamos acumulando desgaste y altura.
El paisaje se abre, y vemos con claridad los tramos que nos quedan por subir, se ve la famosa y temida "Huesera"poco más de 800 m a una media del 13,7%, con picos del 15/16%, aquí cada uno por su cuenta y hay que coger aire, respirar, apretar piernas y dientes, superando este tramo, en el Mirador de la Reina, soltamos piernas para afrontar dos kilómetros hasta llegar al Lago Enol, 400 m al 11% una pequeña bajada, que a mi personalmente me mató para volver a subir un kilómetro al 10% de media, lo que se le llama rompepiernas, y bajamos hasta el Lago Enol.
Aquí es donde terminaría la subida en la marcha Cicloturista de Los Lagos de Covadonga, pero nuestra cumbre estaba en el Lago Ercina, que para variar no acaba bajando ni llaneando, hay que subir un último tramo, aunque es mucho más suave que lo que acabamos de pasar y aquí acabamos la subida de 14 km desde Covadonga, con una pendiente media de 7% y un desnivel de 962 m. Dani nos tenía una sorpresa, brindamos en el lago con sidra, al más puro estilo asturiano, y después de varios intentos y mas de media botella en el césped nos quedó claro que se nos da mejor pedalear que escanciar sidra.
Arriba llegaron los familiares
de Dani, asturianos por supuesto, para brindar con nosotros y celebrar
el logro, ahora teníamos que bajar a Cangas que nos esperaba el esperado
premio, y ¿qué es lo que más me puede gustar en el mundo y con lo que
más disfruto? Obvio, con la comida, reservaron en La Madreñería.
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Lago Ercina a 1100 m de altura |
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Lago Enol a 1000 m de altura |
La bajada de Lagos, la hicimos muy tranquilos, aunque el tráfico está cortado para los turismos, no paran de subir y bajar autobuses y furgonetas, el asfalto estaba mojado y no hay que arriesgar, el esfuerzo estaba hecho.
En Cangas nos cambiamos, comimos y echamos un buen
rato, divertido y muy ameno, en cuanto terminamos regresamos a Gijón
para coger nuestro coche e ir a Pola de Lena, donde nos duchamos y
bajamos a cenar para acostarnos pronto que al día siguiente iba a dejar
de llover y nos esperaba un día soleado para seguir disfrutando de la
bici, puertos y paisajes asturianos.
Muy agradecida a Dani por organizar esta etapa mítica a los Lagos, donde no faltó buen rollo, humor y sudor.
P.D.Lagos de Covadonga, puerto de categoría especial, no solo por su altimetría sino por su belleza y compañía.
Ruthilante
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